domingo, 30 de marzo de 2014

LA REUNION DEL TED REALIZADA EN VANCOUVER, CANADA

Una tormenta de ideas

TED (Tecnología, Entretenimiento y Diseño) es desde hace treinta años el gran foro de pensamiento sobre tecnología, ciencia y pensamiento. En su último encuentro hubo música de Sting, charlas sobre microgravedad y una sorprendente reivindicación de los juegos.
Por Toni García *
Desde Vancouver, Canadá
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-242981-2014-03-30.html
La primera en pisar el escenario del TED (Tecnología, Entretenimiento y Diseño) de Vancouver, Canadá, fue Jane McGonigal. En el verano de 2009, esta experta en diseño de videojuegos sufrió un accidente que la dejó postrada en la cama durante meses, y que le hizo perder la memoria. Para tratar de superar su depresión diseñó un juego, Superbetter, que la ayudó a recuperar con más rapidez sus funciones cognitivas. “Aquello hizo que me interesara por los videojuegos de un modo distinto: cómo podemos utilizarlos en campos en los que hasta ahora no habíamos pensado, como por ejemplo el ámbito del estrés postraumático”, explicó.
McGonigal mostró en el gran foro de Vancouver algunos de los estudios realizados en este campo, con resultados sorprendentes. “Se ha probado que aquellos que han sufrido un trauma severo se recuperan un 50 por ciento más rápido si juegan al tetris. Eso sucede porque la parte del cerebro que se ocupa de lidiar con experiencias traumáticas es la misma que utilizamos para jugar al tetris. Si mantenemos ese área ocupada con el videojuego, el cerebro es capaz de afrontar el trauma de una forma mucho más dinámica”, aseguró. “Jugar nos puede hacer mejores, aunque algunos se empeñen en decir lo contrario.”
El TED empezó hace treinta años como una especie de club privado para locos por la tecnología y se ha convertido hoy en día en una de las citas ineludibles para amantes de la cultura de todo el mundo, y probablemente el foro más influyente para saber lo que está pasando y –sobre todo– lo que va pasar, en todas sus formas y acepciones (sus videos registran ya más de mil millones de visitas). “Bueno, yo hago el crucigrama de The New York Times, la gente me conoce por eso, pero lo mío es la magia. Cuando fundamos The Misdirectors Guild queríamos aplicar la magia a campos poco transitados. Y Hollywood nos contactó pronto.” Así fue como David Kwong, mago, intervino en los efectos especiales de películas como El increíble BurtWonderstoneo Ahora me ves y en otras –más inesperadas– como El inmigrante, de James Gray. “Ahora estamos trabajando en Ant-man, con Marvel, subrayando ese aspecto de película de robos que Edgar Wright (el director) quiere darle. Y no, no puedo decir nada más, Marvel me perseguiría”, afirmó Kwong entre risas.
El hecho de que el mago apareciera después de la creadora de videojuegos y de que a continuación Bran Ferren, ingeniero y creador de la mayoría de parques de Walt Disney en todo el mundo, hablara del cambio de las megalópolis con la llegada del coche automático (“Adiós polución y adiós embotellamientos, va a ser la revolución más grande de nuestro siglo”, aseguró sin rodeos) pueden dar al observador una idea de lo que el TED representa a nivel de cultura, pensamiento, técnica y creatividad. “La cultura es algo absolutamente transversal aquí. Puedes preguntarle a cualquier biólogo o informático o científico, te dirán lo mismo que yo: todo lo que ves aquí toca de un modo u otro el concepto cultura”, defendió Ferren, recién bajado del escenario.
La idea vertebradora del TED de Vancouver, el lema común, fue cómo mejorar el futuro y hacerlo más placentero y seguro. Pero si por algo ha destacado esta última edición ha sido por su absoluta capacidad para integrar todo tipo de disciplinas sin parecer banales. Por eso, un auditorio de mil personas podía quedar absolutamente fascinado con la conferencia de Deborah Gordon sobre los efectos de la microgravedad en las hormigas y su aplicación en campos como la medicina o la astrofísica, o asistir en exclusiva a la presentación que Sting realizó, guitarra en mano, de su musical en Broadway (que se estrenará en verano de este año), basado en sus experiencias de niño en los astilleros de Wallsend, al noreste de Inglaterra, donde trabajaba su padre.
Además, los espectadores (entre los que destacan oráculos como Larry Page, fundador de Google, o Bill Gates, dedicado ahora en cuerpo y alma a su fundación) descubrieron, previo pago de unos 6000 euros, disciplinas que pueden marcar el futuro de la humanidad, como la paleooncología (que bucea en los textos antiguos para encontrar el origen de la enfermedad y utilizar ese aprendizaje para aplicarlo en nuevas terapias) o la aplicación de la microbiología como revolucionaria terapia de salud, utilizando microbios para combatir lo que otros microbios están destruyendo; o la revolución sin fronteras aparentes de la impresión en 3D y el cambio que podría suponer para las grandes compañías editoriales, las farmacéuticas o la gastronomía (desde el abaratamiento de costos en todos los sectores hasta el cambio de los circuitos de impresión y distribución).
Naturalmente, se pudieron oír también las predicciones del que ha sido durante años el alma mater de este inmenso circo intelectual llamado TED: Nicholas Negroponte, el gurú que adelantó la llegada de la tecnología táctil, la revolución de la prensa digital o el desplazamiento del ordenador, desde su entorno industrial y tecnológico, hasta el hogar. Negroponte, un hombre famoso por la precisión de sus predicciones, afirmó en el escenario del TED: “En el futuro la literatura se ingerirá. Habrá pastillas de Shakespeare, por ejemplo, y cuando entren en el riego sanguíneo irán directas al cerebro, et voilà, ya habrás leído a Shakesperare”. Luego Negroponte añadió, entre risas: “Yo no estaré aquí para verlo, pero ahí queda mi predicción”.
* De El País, de Madrid. Especial para Página/12.

 DAN DENNETT, FILOSOFO Y ESPECIALISTA EN TEMAS DE EVOLUCION

“Cuando caiga Internet viviremos en pánico”


Por Toni García
Dan Dennett (Boston, 1942) es un hombre pausado. Con barba blanca, aspecto de catedrático entrañable y movimientos tranquilos, nadie esperaba cuando subía los escalones hacia el escenario del TED que el muy respetado filósofo norteamericano estuviera a punto de soltar una andanada que resuena aún por los pasillos del teatro construido por el arquitecto David Rockwell: “Internet se vendrá abajo y cuando lo haga viviremos oleadas de pánico mundial. Nuestra única posibilidad es sobrevivir a las primeras 48 horas. Para eso hemos de construir –si se me permite la analogía– un bote salvavidas”.
Estos botes son el antiguo tejido social de organizaciones de todo tipo y pelaje que se han visto casi aniquiladas con la llegada de Internet.
“Algunas tecnologías nos han hecho dependientes e Internet es el máximo ejemplo de ello: todo depende de la red. ¿Qué pasaría si se viniera abajo? En Estados Unidos todo se iría a pique en cuestión de horas. Imaginate: te levantas y la tele no funciona. Obviamente no tenés línea en el móvil. No te atrevés a usar el coche porque no sabés si ese va a ser tu último tanque de nafta y los únicos que están preparados son esos locos que construyen bunkers y almacenan armas. ¿De verdad queremos que ellos sean nuestra última esperanza?”
Dennett, famoso por sus teorías sobre la conciencia y la evolución, y considerado como uno de los grandes teóricos del ateísmo, no mantiene –según explica a este diario– un tono alarmista, y tampoco quiere ser acusado de catastrofista: “Lo que digo no tiene nada de apocalíptico, cualquier experto te dice lo mismo, que es cuestión de tiempo que la red caiga. Lo único que agrego es que deberíamos prepararnos: antes solía haber clubes sociales, congregaciones, iglesias. Todo eso desapareció o va a desaparecer. Si tuviéramos otra red humana a punto... Si supieras que podés confiar en alguien, en tu vecino, en tu grupo de amigos, porque previste la situación, ¿no estarías más tranquilo?”, preguntó Dennett, sentado en una silla y acariciándose la barba mientras mastica cada palabra. “Internet es maravillosa, pero tenemos que pensar que nunca hemos sido tan dependientes de algo. Jamás. Si lo pensás, es bastante irónico que lo que nos ha traído hasta aquí nos pueda llevar de vuelta a la Edad de Piedra”, argumentó.
Profesor en la Universidad de Tuft, considerado dueño de una de las mentes más brillantes de las últimas décadas, tiene claro cómo hemos llegado hasta aquí: “Desde la invención de la agricultura, hace 10.000 años, la cultura ha evolucionado de un modo puramente darwiniano. Pero la llegada de la tecnología aceleró ese proceso hasta un punto impredecible. ¿Quién compra música ahora? ¿Y libros? Lo mismo puede decirse del cine o de cualquier otra disciplina artística. El rol de la cultura ha cambiado completamente, exactamente lo mismo que pasa con la religión. Y la tecnología tiene un papel muy relevante en todo esto”.
Y se preguntó: “¿Tiene solución?”. Y respondió: “Por supuesto, los humanos somos increíbles previniendo catástrofes. Lo que pasa es que nadie recibe una medalla por algo que no ha pasado. Los héroes son siempre los que actúan a posteriori, pero no tengo ninguna duda de que la humanidad sabrá prepararse para lo que está por llegar. Hay un 20 por ciento de posibilidades de que esté equivocado, también podemos aferrarnos a eso”.

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