martes, 30 de agosto de 2011

ADIOS A NICOLAS “PIPO” MANCERA (1930-2011)

El hombre que convirtió a la televisión en un show

El creador de Sábados circulares, el primer programa ómnibus de la TV argentina, que se mantuvo en el aire durante 14 años consecutivos, fue pionero de un medio que todavía hoy sigue sus huellas. Hubo un antes y un después de Pipo Mancera.

Por Emanuel Respighi
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/8-22750-2011-08-30.html
 
Quienes lo conocieron –los artistas que participaron en sus programas o simples espectadores de sus ciclos– suelen afirmar que fue “el hombre que inventó la televisión”. Aunque la definición puede sonar exagerada, Pipo Mancera tenía motivos suficientes para sostenerla con cierta solvencia. Al fin y al cabo, el creador de Sábados circulares tiene varios hitos en su carrera, que lo posicionan como uno de los más grandes referentes de la TV argentina: fue quien introdujo en el país el formato de programa “ómnibus”, también fue pionero en la utilización de “cámaras sorpresa” como recurso televisivo y hasta se dio el lujo de entrevistar en el estudio del viejo Canal 13 a las personalidades internacionales más importantes del momento. Su legado, con el siempre deformante paso del tiempo, se puede aún hoy encontrar en cualquier programa de entretenimientos de la TV. Hubo un antes y un después de su conducción de Sábados circulares en la TV argentina. Ayer, a los 80 años, Nicolás “Pipo” Mancera murió en su casa, como consecuencia de un paro cardiorrespiratorio.


El mote de “Señor Televisión” para referirse al periodista (fue crítico cinematográfico del vespertino La Razón y de la revista Tiempo de cine), conductor y productor tiene su fundamento. Basta repasar algunos hitos de la carrera de Mancera para comprender la magnitud de su figura televisiva. Fue el primer productor independiente de TV, cuando su productora Mane SA se asoció con Canal 13 para hacer Sábados circulares, programa que se mantuvo ininterrumpidamente al aire durante 14 años, entre 1961 y 1974, contando la temporada inicial, que fue por el 9. Primer ciclo ómnibus de la TV local, el programa ostenta –según la leyenda nunca desmentida– el record de rating de la historia de la TV local: la transmisión en directo del casamiento en 1967 de Palito Ortega con Evangelina Salazar alcanzó los 82 puntos, cifra nunca igualada. También fue el hombre que en 1962, sin camión de exteriores, tiró por arriba de los techos y calles cientos de metros de cables entre Canal 9 y el sanatorio Mater Dei para salir en vivo con una entrevista, sin necesidad de un camión de exteriores. En ese recordado programa, también, se realizó la primera transmisión vía satélite (1969) para la televisión argentina, con un envío especial desde el Festival de Venecia.

Consciente del rol de entretenedor que le tocaba, y de la necesidad de mantener a la audiencia, Mancera nunca dudó en plasmar todo tipo de notas de alto impacto que, incluso, se animó a protagonizar, poniendo en riesgo su integridad física. Todavía se recuerda cuando se tiró al Río de la Plata encadenado y con un chaleco de fuerza para emular a Houdini; también cuando se recostó sobre una cama de clavos y le caminaron por encima, o cuando para probar la eficiencia de los cinturones de seguridad se tiró con un coche al río. “No tuve miedo nunca. Yo creo en el destino y considero que nadie se muere en la víspera”, dijo tiempo después.

El hombre de físico desgarbado, ojos saltones y casi nada de carisma supo acaparar la atención de todo un país gracias a su osadía, un estilo que contrastaba rotundamente con la solemne imagen que por entonces caracterizaba a los conductores de la época. Así, haciendo honor a su formación periodística, Mancera llegó a convivir una semana con los enfermos del hospital Borda, mostró la zona de las prostitutas en el Bajo en plena década del ’60, se metió en las cloacas de la avenida Juan B. Justo mucho antes de que el arroyo Maldonado las convirtiera en figuras televisivas, y hasta vivió bajo el agua en un submarino una semana entera. Showman con todas las letras, a lo largo de las 664 emisiones del programa que modificó las costumbres televisivas de los sábados, Mancera llegó a organizar en los estudios partidos de pato, polo, competencias de equitación y hasta una corrida de toros. En Sábados circulares, todo era posible.

“Es cierto que en TV hice cosas muy audaces. Algunas, demasiados fuertes para la época. Pero nunca dije ni toleré palabrotas, sexismo barato ni mal gusto”, se diferenció tiempo después. Incluso, en esa suerte de programa de variedades para toda la familia que fue Sábados circulares, Mancera implementó por primera vez en la TV argentina las cámaras sorpresa. “Hay una gran diferencia entre mis cámaras sorpresa y lo que hoy es la cámara oculta. Yo tomaba el primer día de clases de un jardín de infantes, por ejemplo, cuando la madre se iba. Para mí era encantador, ahora probablemente suena a boludo. En todos los casos tenía un talonario donde la gente me autorizaba a proyectar esa secuencia por televisión. Y la gente firmaba, porque con tal de aparecer en TV hacían cualquier cosa. La gente se muere por la TV”, se justificó hace algunos años.


La repercusión y audiencia de Sábados circulares llevaron a que el resto de los canales modificaran sus programaciones como para intentar hacerle fuerza. Así, durante los 14 años que duró el ciclo, la TV argentina revitalizó la históricamente alicaída programación sabatina. Claro que la competencia echó mano a la misma fórmula: imitando la estructura, Canal 9 lanzó Sábados continuados con la conducción de Antonio Carrizo, y más tarde Sábados de la bondad, con Héctor Coire. Por su parte, terciando en la competencia de los “ómnibus” de los sábados, Canal 7 lanzó tiempo después Siete y Medio. Pero fueron intentos en vano. La tarde del sábado tenía un único dueño.


Claro que no sólo de rarezas se basaba el éxito de Sábados circulares. En medio de esa caja de Pandora televisiva, y a medida que la audiencia iba creciendo y los anunciantes pagaban fortunas por emitir sus comerciales en las seis horas que duraba el programa, Mancera comenzó a contratar a todo tipo de artistas nacionales e internacionales para que se presentaran en vivo en los estudios. Esta también fue otra novedad que introdujo Mancera. Lola Flores, Raphael, María Félix, Pelé, Joan Manuel Serrat, Geraldine Chaplin, Marcello Mastroianni, Simone Signoret, Sophia Loren, Atahualpa Yupanqui, Sean Connery, Gila, Lolita Torres y Alain Delon fueron algunos de los artistas que por esos años cantaban o simplemente pasaron por los estudios del 13.

“Fui un boludo”, declaró tiempo después. “El 90 por ciento de todo lo que ganaba, lo reinvertía en mi programa. Una vez, Gila me contó que llegó Lola Flores a España después de actuar en mi programa y empezó a decirle a todo el mundo: ‘En la Argentina hay un petiso medio loco que me pagó 45 mil dólares por 10 minutos de actuación’. Si hubiera sabido, le habría pagado 2500 por una hora entera. Creí, erróneamente, que esos buenos tratos me habían reportado grandes amistades. Cuando me fui, en 1974, a Francia, llamé a todos aquellos famosos a los que les había pagado fortunas para ver si podían tirarme un laburito. Se borraron olímpicamente”, contó hace algunos años. A nivel local, figuras como Leonardo Favio, Cacho Fontana, Alberto Closas, Luis Sandrini, Libertad Lamarque, Tita Merello, Niní Mar-shall y Aníbal Troilo eran habitués del ciclo. Incluso, Sábados... tiene en su historia haber sido el lugar en el que debutaron en TV Palito Ortega, Violeta Rivas y Sergio Denis, entre otros.

Como para graficar el aporte que Sábados... hizo a la historia audiovisual argentina, basta rescatar dos materiales repetidos hasta el hartazgo y que surgieron en el ciclo. Aquel reportaje en el que Diego Armando Maradona, cuando apenas era un pibe haciendo jueguitos en el potrero, señalaba que su sueño “era jugar en Primera y ganar un Mundial”, fue realizado por Mancera en 1971. También la primera aparición televisiva de Sandro, cuando con Los del Fuego se movía y se vestía a lo Elvis, se produjo en el programa de Mancera. De hecho, por esa presentación de 1964, en la que Sandro levantó polémica por sus movimientos pélvicos, Mancera fue apercibido por la censura de la época. Poco le importó a Pipo: Sandro fue una de las figuras locales que supieron tener las puertas abiertas del programa.

El 11 de noviembre de 1974 fue la última emisión de Sábados circulares, decisión precipitada luego de que su amigo y relator José María Muñoz le confesara que se “tenía que rajar porque era boleta”. Se exilió en Francia, donde no pudo trabajar con asiduidad, para luego volver en 1978, presentando un programa que no tuvo éxito, pero en el que introdujo un “detector de mentiras”. Recién retornaría al medio en 1983 con Videoshow, un ciclo que solo duró 29 días al aire y del que siempre se mostró arrepentido. En los años siguientes produjo algunos espectáculos, manteniéndose fuera de la pantalla hasta que en 2007 Héctor Ricardo García lo contrata para poner al aire de Crónica TV una versión moderna de Sábados circulares, con un noventa por ciento de material de archivo. Pero su regreso pasó con más pena que gloria. Era otra televisión, montada sobre su propia creación. Pero su época de oro ya había pasado.

APUNTES:
Mancera y los OVNIs


Junto con Nicolás "Pipo" Mancera, el animador televisivo que invitaba a sus Sábados Circulares a los principales testigos de ovnis en los sesenta, Pelón Parravicini y Favio Zerpa eran las figuras top de la cultura alien. Pelón juró haber sido teleportado a bordo de un plato volador comandado por telépatas de Venus en julio de 1961, cerca del Obelisco. Él entraba en trance como sus antecesores directos: los hermanos Jorge y Napy Duclout, uno escritor de ciencia y técnica y el otro guionista y cineasta. Los Duclout hablaron de su afición en 1954, cuando difundieron que un platillo llegado de Ganímedes, la mayor luna de Júpiter, iba a sobrevolar Buenos Aires. Desde la azotea del edificio Kavanagh, en Plaza San Martín, anunciaron el cumplimiento de la primera profecía platillista: el encuentro había sido predicho dos años antes por un misterioso espíritu al que invocaban en sesiones mediúmnicas. Aquellas revelaciones inspiraron a Napy Duclout, para rodar el primer film argentino en 3D, Buenos Aires en relieve (1954).

La Coalición reafirmó su compromiso para la total aplicación de la ley de medios

Martes, 30 de Agosto de 2011
http://www.farco.org.ar/index.php/es/actualidad/879-la-coalicion-reafirmo-su-compromiso-para-la-total-aplicacion-de-la-ley-de-medios.html


La Coalición por una Radiodifusión Democrática presentó el libro y el documental sobre la histórica lucha por la ley de medios de la democracia y ratificó su compromiso para su total aplicación. Fue en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires con la participación de representantes de las organizaciones que formaron en 2004 la Coalición y que impulsaron durante décadas el debate por la nueva ley. En un documento que se hizo público ayer en la presentación, la Coalición ratificó que seguirá trabajando para “asegurar la plena vigencia, continuidad y aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual para garantizar una comunicación democrática al servicio del pueblo”.



En el acto se presentó el libro “La Cocina de la Ley”, una producción del Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO), que tuvo la compilación de su presidente Néstor Busso y de Diego Jaimes de FM La Posta. El libro recoge los testimonios de dirigentes sociales, sindicales, de derechos humanos, trabajadores de la radio y la televisión, artistas, académicos y numerosas personalidades que dieron la pelea y el debate para que la ley fuera una realidad. También se realizó un anticipo del documental “La Cocina, en el Medio Hay una Ley” de David Blaustein y Osvaldo Daicich, con testimonios recogidos en distintos puntos del país.



En la presentación de ayer la Coalición hizo público un documento en el que reafirma su compromiso de seguir trabajando para la total aplicación de la ley y señala que “la resistencia de los grupos corporativos, aferrados al privilegio de su connivencia con el pasado de la dictadura y de los tiempos del neoliberalismo y las privatizaciones, ha venido poniendo palos en la rueda”.

La Coalición expresó que “es mucho lo que conseguimos pero es mucho lo que tenemos por hacer. Esta Coalición se formó por una Radiodifusión Democrática y no sólo por una nueva ley. Por eso continuaremos trabajando juntos por su plena vigencia e implementación. Entendemos que es necesario acelerar y profundizar la aplicación de la Ley. Para fortalecer la democracia consideramos indispensable seguir construyendo  un nuevo modelo comunicacional con pluralidad y diversidad implementando  políticas públicas coherentes con el espíritu y la letra de la Ley 26.522”.

El acto sirvió también para recordar los 81 años de la primera transmisión de radio, los 7 años de la conformación de la Coalición por una Radiodifusción Democrática con la presentación de los 21 Puntos por el Derechos a la Comunicación y los 2 años de la presentación del proyecto de ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en el Congreso Nacional por parte de la presidenta Cristina Fernández.

El cierre del acto en la Biblioteca Nacional fue con el Himno Nacional y 2 canciones interpretadas por Teresa Parodi y Liliana Herrero.




lunes, 29 de agosto de 2011

SANTIAGO MITRE HABLA DE EL ESTUDIANTE, SU PELICULA SOBRE LA MILITANCIA UNIVERSITARIA

Imberbes

Filmada en la Facultad de Sociales, en manifestaciones, asambleas y tomas reales, con un presupuesto bajo y el espíritu vital del viejo Nuevo Cine Argentino, El estudiante es una película de ficción que se sumerge de lleno en el mundo de la militancia universitaria, las roscas, las miserias y las traiciones que toman por asalto las ilusiones políticas. Guionista de Leonera y Carancho para Pablo Trapero y codirector de El amor (primera parte), Santiago Mitre debuta solo detrás de cámara con una de las ficciones más estimulantes de los últimos años.

Por Mariano Kairuz
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-7289-2011-08-29.html
 
La película se llama El estudiante pero a su protagonista no lo vemos estudiar nunca. Apenas por ahí abrir un cuaderno y apuntar o leer algo en un bar, meterse en alguna clase –invariablemente tarde–, recorrer mucho los pasillos de la facultad y fingir interés en una bibliografía complementaria que jamás va a leer, y esto último sólo con el objetivo de levantarse a la docente. Así es Roque Espinosa, el protagonista de la ópera prima de Santiago Mitre –debut “en solitario” al menos, ya que siete años atrás estrenó la comedia El amor (primera parte), firmada con otros tres realizadores–. Roque acaba de llegar del interior para intentar, por tercera vez, seguir una carrera en la UBA, pero su combustible son menos las inquietudes académicas que la pura calentura. Esa materia, la de conseguir chicas de la facultad, la aprueba rápido: tratándose de un personaje eminentemente pragmático y expeditivo, que resuelve las cosas sin darles nunca demasiadas vueltas, no extraña que pronto Roque (Esteban Lamothe, parco y simpático a la vez), ascienda rápidamente, apenas iniciado en la vida política universitaria, en uno de los infinitos partidos que pugnan por el control del centro de estudiantes y el gobierno académico, incorporando y manejando a la perfección en nada de tiempo los códigos de ese universo y su sistema de roscas, lealtades y traiciones.

Lo primero que sugiere El estudiante sin declamarlo jamás –más allá de una que otra cita a episodios de la historia argentina– es que en el acotado espacio de la política universitaria se proyecta a otra escala el de la política nacional. Lo cual vuelve más significativo todavía que el punto de vista único de la película sea el de Roque, quien llega a la militancia académica de manera casi aleatoria, siguiéndole los pasos a la profesora adjunta que le gusta, una comprometida militante del ficticio partido Brecha. A su vez, la virtud más evidente de la película es su capacidad para meternos de cabeza en ese mundo con las armas del cine: una voz en off nos explica quién es Roque y su deriva porteña, pero es la puesta visual la que permite que el escenario principal sea ese espacio perfectamente reconocible y claustrofóbico que son los pasillos de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, con todo su caótico cartelerío (ahí se superponen y contaminan los afiches de la Walsh, el MATE, Vertiente, Contrahegemonía, La Juntada, el MST y tantas otras), sus graffitis, su aspecto descentrado y destartalado y toda su mugre; el asco de muchos y también la fascinación y el entusiasmo de otros tantos que los recorren por años en esa etapa transitiva que va del fin del colegio secundario a la adultez de las responsabilidades verdaderas. 

El estudiante está también armada de una precisión y credibilidad de los diálogos demasiado inusual; de una capacidad para reproducir la jerga, las consignas del discurso político académico (a menudo tan altisonantes y vacuas como las de la política extraclaustros), las expresiones compartidas y los lugares comunes. “Hay que profundizar el tema de los afiches”, dice por ahí un militante de Brecha –esa agrupación del “discursito socialdemócrata pedorro”, define un personaje al principio–; “La política es así”, se repiten unos a otros a modo de pretexto al paso para las peores traiciones y aberraciones. En este contexto de palabrerío y proclama a la ligera, Roque es un hombre de acción, un tipo con una “capacidad para ir siempre para adelante y cierta voracidad”, lo define Mitre: “El chabón llega a la ciudad, ve una mina y se la quiere coger; después ve a una profesora que le gusta y se mete en su clase y la persigue para levantársela. Por ahí no reflexiona mucho sobre las cosas que hace, pero tiene la capacidad de hacer; y eso es lo que detecta Acevedo (Ricardo Félix), este profesor y militante veterano que lo toma como pichón de operador político. Y mientras que el resto de los militantes siguen tirando las ideas habituales, el lugar común, Roque está viendo otra cosa”. La película despliega esta resolución natural de su protagonista en escenas clave en las que lo vemos saldar el entuerto generado por la metida de mano de un compañero en la caja de la fotocopiadora de la facultad; o negociar el espacio para la realización de un plenario charlando casi de igual a igual con un intendente de pueblo; o cuando escucha de un funcionario público los términos del apoyo que habrán de prestarle en las próximas elecciones del Rectorado. Una puesta en escena que va casi a contramano de mucho cine argentino contemporáneo que elige la abstracción, la vaguedad, y el tiempo muerto sobre la contundencia de las acciones.

PERDIDOS EN LA CIUDAD

 

Mitre declara haber sido –un poco como Roque– algo ajeno al mundo que decidió filmar: “Pero si bien no estudié en la UBA ni milité nunca formalmente, vengo de una familia con mucha participación política: mi bisabuelo fue ministro de Agricultura de Yrigoyen y diputado; mi abuelo fue funcionario y embajador en el primer gobierno de Perón; mis viejos militaron en los ’70 y después pertenecieron al Frente Grande y Frepaso, con lo cual yo tengo una imagen grabada desde mi infancia, de ir a las unidades básicas, de que en las cenas familiares sólo se hablaba de política, y de esos asados como el que se ve en la película en los que hay un personaje que estaba en boca de todos y parecía ser central al mundo político pero al que nunca veías”. Esta capacidad para mostrarnos y meternos en detalle en un mundo específico es algo que El estudiante comparte con las dos películas que Mitre escribió para Pablo Trapero. Si bien en principio escribió un guión puramente ficcional que fue revisando con la colaboración de Mariano Llinás –coautor de la idea original y, a través de El Pampero Cine, productor asociado–, también realizó una larga investigación periodística. “Yo me acostumbré a laburar así siendo guionista de Leonera y de Carancho; si teníamos que escribir de la cárcel de mujeres, íbamos a la cárcel, teníamos entrevistas largas, veíamos el lugar, y si teníamos que escribir sobre un hospital del conurbano bonaerense, íbamos, mirábamos, charlábamos con pacientes y médicos. Acá yo ya conocía un poco más el tema, pero también investigué y filmé muchas asambleas y actos, tomé fotos, había una cámara urgente que iba agarrando estas cosas del habla, y entrevistas a gente de distintas agrupaciones. Para autorizarme a filmar una asamblea, se presentaba una moción; decían ‘acá hay un compañero que está preparando un documental sobre la militancia estudiantil, ¿lo aprueban?’ Y todos tenían que votar, pero nadie me pidió ver qué era lo que estaba haciendo, es más, parecían estar contentos de que se filmase y mostrase el universo de la militancia, porque hay mucho prejuicio en torno de la militancia estudiantil, que a muchos les parece que es pura agitación, mientras que hay un nivel de discusión política muy interesante, más que en otros ámbitos; es un plano donde se habla de política en estado puro, el 90 por ciento no está en busca de los cargos, y todavía se puede discutir de política por el placer de hacerlo. Valoro eso, y si hay en la película cierta crítica, en el personaje de Acevedo, de la misma manera en que Los traidores de Gleyzer critica al sindicalismo, es a la socialdemocracia que terminó pactando todo el tiempo, solo para tratar de conservar el poder. Brecha son un poco los herederos del alfonsinismo, que como la Franja Morada quedaron boyando y se reciclaron, pero desde el delarruismo prácticamente dejaron de existir.”

Vienen de ganar el premio especial del jurado en el festival de Locarno. ¿Cómo la recibe el público en el exterior? ¿La entienden?

–En Locarno la gente percibió el relato moral, de aprendizaje, como algo universal, pero preguntaban cosas como si la UBA es realmente así, y eso es porque probablemente es un espacio único con esas características; creían que era todo dirección de arte. Durante el festival salió una reseña en la revista IndieWire en la que decían que Roque era una suerte de Annakin Skywalker académico.

La misma reseña lo describe a Mitre como un Aaron Sorkin sudamericano, mientras que la de la revista Variety, escrita por Robert Koehler, se sumó al interés internacional por la película, celebrando su “mirada incisiva” sobre los tejes y manejes de la política universitaria y sólo le critica la escena final –la llama “su peor error dramático”– que ha sido hasta ahora la más polémica. “En esa última escena se dirime la película moralmente”, argumenta Mitre. “Es un duelo retórico entre el viejo político y el joven, al punto que para mí ni siquiera son los personajes los que están hablando sino dos generaciones: los militantes de los ’70 y sus hijos, que creo que es la discusión que está sucediendo actualmente, y que marca que haya crecido enormemente la militancia en la universidad. Es un planteo sobre cómo se milita hoy, no sé muy bien qué buscan los que se acercan en la actualidad a la práctica y la discusión política; si se trata de la lucha por el bien común ni a qué se llama hoy bien común. Uno se siente perdido respecto de estas cosas y creo que la película trata un poco sobre eso.”

LA REALIDAD ENTRA POR LA LENTE DIGITAL

 

Producida por el propio Mitre, Fernando Brom y Agustina Llambi Campbell con un presupuesto que en términos concretos el director define como ridículo pero al que hay que sumar los apoyos con materiales, por ejemplo, de El Pampero Cine, de Matanza Cine y de la FUC, entre otros coproductores, El estudiante parece ser el resultado casi perfecto de un cruce entre el sistema de producción radicalmente independiente de Mariano Llinás –que tiene como modelo su ambiciosa Historias extraordinarias– y la ultraprofesionalización y competitividad de la compañía de Pablo Trapero. “Entre nuestros productores asociados hay que contar además al elenco y el equipo técnico que aceptó acompañar un proyecto por pura solidaridad, porque lo que les podíamos pagar no está cerca de lo que dicen las listas del sindicato”, explica Mitre. “El estudiante no se podía producir de otro modo: industrialmente no se hacía; no se puede reproducir una movilización, la toma de un rectorado: hubiera sido carísimo por la cantidad de extras que implica. En un momento la presupuestamos según los parámetros de una producción industrial y nos hubiera costado 3 millones y medio de pesos, mientras que a una ópera prima no le dan más de un millón doscientos mil. Así que había que diseñar un sistema que permitiera que la película existiese; mezclar los personajes con el registro de los escenarios reales. Entonces hablamos con la Facultad de Sociales y nos abrieron los espacios concesionados para filmar: fotocopias, bares, etcétera; y nos manejamos en la facultad como si fuera un set, aunque con un equipo muy chiquito, de cinco personas, lo que nos permitía meternos en una clase, filmar de lejos, hacer los paneos de las asambleas, del movimiento de la gente entrando, y al terminar las asambleas filmábamos los planos cerrados de nuestros protagonistas. También filmamos así las manifestaciones en la calle, no tuvimos extras sino el movimiento de la ciudad incorporado en la escena.”

Este sistema le da a la película un registro urgente, vivo, que resucita esa noción tan cara al cine de los ’70 –un cine definitivamente militante, político en su forma aún en las ocasiones en que no lo fuera en su contenido– de que muchas de las grandes puestas de las películas surgen de sus condicionamientos y limitaciones: en el caso de El estudiante todo conspiró para hacer la película más potente, lo más vívida posible en ese universo. “Quise también hacer una película como las de comienzo del nuevo cine argentino. Mi formación fue durante el surgimiento del NCA: Pizza Birra Faso se estrenó cuando yo estaba en el colegio. Era un cine que hacía que las películas existiesen a fuerza de voluntad, que no estaba dependiendo de la lógica estatal de la preclasificación, los créditos, las coproducciones con fondos internacionales. Se salía a filmar a la calle como se pudiera, había una vitalidad en el registro, y yo quería que la película retome ese modo, el de Bolivia, de Mundo Grúa; es una vitalidad que ya no hay. Yo presenté mi guión al concurso del Instituto del Cine y perdí, y entonces empezamos a evaluar la posibilidad de conseguir un crédito, pero era un proceso larguísimo. Al principio me puse triste por perder el concurso del Incaa porque me hubiera gustado hacer la película pagándole a la gente lo que corresponde. Pero lo cierto es que la película que ganó el concurso en el que me presenté todavía no se hizo, y yo no quería tener mi guión en un cajón durante dos años. Creo que al final no ganar fue lo mejor que nos podía pasar.”



El estudiante se estrena el próximo jueves 1º de septiembre. Las funciones serán en dos salas: en el Malba (Av. Figueroa Alcorta 3415) los jueves a las 22; y en la Lugones (Av. Corrientes 1530) del jueves 1º al lunes 5 de septiembre a las 14.30, 17, 19.30 y 22 y luego todos los viernes, sábados y domingos del mes a las 22.

Título original: El estudiante
Título en inglés: The Student
Director: Santiago Mitre
Año: 2011
Formato: HD
Color
Duración: 124 minutos
Reparto: Esteban Lamothe, Romina Paula, Ricardo Félix, Valeria Correa
Guión: Santiago Mitre
Fotografía: Gustavo Biazzi, Soledad Rodríguez, Federico Cantini, Alejo Maglio Montaje: Delfina Castagnino
Producción: Agustina Llambi Campbell, Santiago Mitre, Fernando Brom 
 
Sinopsis: A primera vista, esta es una historia de iniciación: Roque, un joven del interior, viene a Buenos Aires a estudiar en la universidad y cuando parece que sólo le interesa conocer chicas empieza a vincularse con la política y a ascender como dirigente estudiantil. Pero a través de Roque, la película empieza a desplegar un relato vibrante que -concentrándose en el punto de vista único de su protagonista- va abriéndose en distintas direcciones: las relaciones utilitarias, la oscilación pendular entre la ética y la traición, la política como cuestión generacional, el afán del ascenso veloz de la juventud, la mirada sobre un futuro que reproduzca un pasado rancio y corrupto o que imagine un futuro diferente. Santiago Mitre no sólo ha hecho una película que mira el mundo universitario –espacio poco frecuentado por el cine argentino, a excepción, quizás, de Dar la cara–, sino que ha puesto a la universidad como un espejo que refracta tensiones sociales, que es capaz de dibujar una trama de una lucidez y una infatigable pulsión por narrar la Argentina. Si alguna vez el llamado “nuevo cine argentino” fue definido como apolítico, El estudiante es la más brutal y brillante refutación de esa falacia: no sólo es nueva, sino indispensable .



Biografía: Santiago Mitre. 
Nació en Buenos Aires en 1980. Fue uno de los cuatro directores de El amor (primera parte) (Selección Oficial Argentina en el BAFICI ’04). Se desempeñó como guionista en Leonera y Carancho (Selección Oficial en los festivales de Cannes 2008 y 2010), ambas dirigidas por Pablo Trapero. El estudiante es su primer largometraje en solitario como director.

sábado, 27 de agosto de 2011

La Mujer y el Cine: 1, 2, 3 y 4 de septiembre

De todo en todos lados

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/subnotas/6707-736-2011-08-27.html

“En líneas generales, siempre que se presenta la oportunidad y puedo, trato de involucrarme en experiencias que permitan ver cosas alejadas del circuito comercial”, dice Bruno Stagnaro, director de cine y TV, productor, guionista, respecto de su participación como jurado en La Mujer y el Cine. “Este concurso me interesa porque la convocatoria está orientada a Iberoamérica y te da la ocasión de acercarte a un material distinto, con miradas bastante localistas de países muy diversos, algunos con muy poca presencia en el circuito de cine que nos suele llegar, incluso por medio del cable. Gracias al certamen de este año, se pueden descubrir cortos de algunos países que en teoría no tienen mayor tradición cinematográfica, pero que te pueden sorprender por lo sólido de la puesta y de la propuesta.”

“Respecto del cine hecho por mujeres, no tengo tan claro que se pueda hablar de un cine femenino como género en sí mismo. En general, descreo de ese tipo de etiquetas y, de hecho, siempre me pareció un poco artificial ese apartado cine hecho por mujeres’: quizás esto se deba a que no estoy acostumbrado a ver el restante como ‘cine hecho por hombres’. Creo que hay de todo en todos lados y a ambos lados del género.”



“Hablando generalidades, se podría decir que el cine femenino trata de indagar con mayor delicadeza en el universo de la intimidad y las relaciones. Pero si bien es cierto que hay bastante pelis de mujeres que así lo testimonian, también hay que reconocer que hay una parva que no van por ese lado y en donde las relaciones, los vínculos y los roles de género están tan estereotipados como en muchos films hechos por tipos. A mí, por ejemplo, me parecen más femeninos y sutiles algunos de Woody Allen, particularmente los que hizo en los ’80 y los ’90 (La otra mujer, Hannah y sus hermanas, Alice) que los más recientes de Sofia Coppola. 

Por otra parte, si mirás cualquiera de las películas de Lucrecia Martel, percibís que ella tiene un universo completamente propio e intransferible. Y me parece que esa complejidad no está anclada en la cuestión de género sino que la trasciende. Tal vez parte de ese lugar, pero después se abre a cosas más personales y misteriosas, menos aprehensibles desde la estrechez de género (si se me permite el concepto). En resumen, en el cine, a mí lo que me conmueve es una historia bien contaba, más allá del sexo de la persona que haya hecho ese film.”


-MALBA  –
Avda. Figueroa  Alcorta 3415
Tel. 4808 6500 | 6515
Proyecciones: Jueves 1,  Viernes 2,
Sábado 3, Domingo 4 de septiembre 18 y 20 hs
Entrega de  premios domingo 4 de septiembre  20 hs
Entrada libre y  gratuita

LAS MUJERES DEL CINE
El MALBA junto a la Asociación La Mujer y el Cine presentan el Concurso Iberoamericano de Cortometrajes realizados por mujeres el 1, 2, 3 y 4 de septiembre.

La Ascociación Cultural La Mujer y el Cine lleva 23 años trabajando en la difusión y promoción de la actividad de las mujeres realizadoras de cine. Este año, La Mujer y el Cine ha decidido enfocarse en la actividad en Iberoamérica y presenta junto al Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires su Concurso Iberoamericano de Cortometrajes dirigidos por mujeres. La convocatoria estuvo abierta hasta el 30 marzo de 2011 e incluyo a directoras de toda la región, bajo dos temáticas actuales: violencias y pueblos originarios.



La selección estuvo a cargo de la actriz y presidenta de La Mujer y el Cine, Marta Bianchi, la directora española Judith Colell, la actriz mexicana Adriana Barraza, el periodista argentino Diego Batlle y el director argentino Bruno Stagnaro.


Durante los días 1, 2, 3 y 4 de septiembre se proyectarán en el MALBA 50 cortometrajes de España, Portugal, Nicaragua, República Dominicana, Puerto Rico, Colombia, Ecuador, Venezuela, México, Chile y Argentina preseleccionados de los 110 que se presentaron. Se presentará además “La cinta corta”, una selección de 14 cortos realizados por mujeres de comunidades rurales de Ecuador, Bolivia y Perú y se proyectará la película “Elisa K”, de la directora y miembro del jurado Judith Collel.


Las proyecciones de los cortometrajes y programación del Concurso serán entre el 1º y el 4 de septiembre entre las 18.00 y las 20.00 hs. La entrega de premios se realizará el domingo 4 de septiembre a las ocho de la noche.


CORTOS SELECCIONADOS PARA COMPETIR EN EL CONCURSO IBEROAMERICANO LA MUJER Y EL CINE 2011.......

La Muñeca Desgarrada - Ofranis Liscano (Venezuela)
Gato Encerrado - Peque Varela (España / Argentina)
Etereo - Dulce García y  Jenny Gamundi  (República Dominicana)
* La Condesa Sangriena - Maria Allemand (Argentina)
Eureka! - Ana Ines Flores (Argentina)
* Cinc Batalles (Cinco Batallas) - Ariadna Relea (España)
Goles y Metas - Ginger Gentile (Argentina)
Byten - Adriana Lewczuk (Argentina)
* Silencios Originarios - Mónica Luna Bramucci (Argentina)
Volver en mí - Silvia Pascual (Argentina)
Danza en Libertad - Ana Pinilla (España)
Y ahora como sigo? - Barbara Echeverría (Argentina)
Heroínas - Cristina Trenas (España)
El tren de las moscas - Nieves Prieto (España / Mexico)
Las fotos de Vera Bolkovic - Maribel Nuñez (Argentina)
Olympia, la conciencia de Riefenstahl - Estefania Bowden Smith (Argentina)
Señas Morfologicas - Claudia Marin (Chile)
Detrás del muro - Eleonora Menutti (Argentina)
Flora - Lorena Stricker (Argentina)
* La 4ta Gracia - Andrea Lopez (Venezuela)
La cocina, un cuento de Fabian Petroni - Gomez Gavinoser, Ileana Andrea (Argentina)
Antítesis - Natalia de la Vega (Argentina)
Echenle sal - Sonia Bertotti (Argentina)
Te vas? - Cristina Molino (España)
Liviana - Vanina Daniela Turrisi (Argentina)
* Eckwe quiere decir Colibrí - Mónica María Mondragón Triana (Colombia)
* Lejos de mar - Josefina Mata (Mexico)
En espera - Gabriela Calvache (Ecuador)
Domingo Violeta - Ana Cristina Barragán (Ecuador)
Talk - Pamela Veneciano Colo (Argentina)
La noche del florero - Jimena La Torre (Argentina)
Redes Sociales - Carina Sama (Argentina)
Marisa, 80 kilos - Cecilia Menis (Argentina)
15 años y un día - Vivian Bruckman (Puerto Rico)
La idiota - Jazmin Ferreiro (Argentina)
Modelo Vivo - Lucila Frank (Argentina)
O sea, vida - Cecili Petrini - Vanesa del Valle (Argentina)
Alma -  Marcela Inés Suppicich (Argentina)
Escuchame - Mabel Lozano (España)
Aun despierta - Valeria Sartori (Argentina)
* In memorian - Cristina Bodelón (España)
Como una guerrera - Nadia Benedicto (Argentina)
Tehuelchina - Teresa María Saporiti (Argentina / Chile)
Un aplauso para el asador - Marcela Palacio, M. Gabriela Vallecillo (Argentina)
Antonella - Francesca Franchini Maestri (Chile)
Flor - Gabriela Jaime (España / EEUU)
Fetiche - Carolina Reynoso (Argentina)
* Voces del silencio - Karina Iummato (Argentina)
Libertad - Morena Guadalupe Espinoza Gómez (Nicaragua)
Permiso para soñar - Clau Iguarán Manjarres (Colombia)
Fabrica de Muñecas - Ainhoa Menedez (España)

viernes, 26 de agosto de 2011

Televisión digital y federal

LA PRESIDENTA INAUGURO TRES NUEVAS TORRES DE TRANSMISION DE TDT
El nuevo dispositivo ya ofrece cobertura potencial al 55 por ciento de la población. Dentro de ese universo, 600 mil hogares de bajos recursos recibieron el conversor gratuito que distribuye el Gobierno. Las señales al aire son 21.

http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-175371-2011-08-26.html
Por Fernando Krakowiak
 
A casi dos años de la elección de la norma nipo-brasileña ISDB-T para el desarrollo de la Televisión Digital Terrestre (TDT), Cristina Fernández de Kirchner inauguró ayer tres nuevas torres de transmisión en Villa Gobernador Gálvez (Gran Rosario), Río Gallegos (Santa Cruz) y Posadas (Misiones). Con esas incorporaciones, suman 23 las plantas operativas con una cobertura potencial que abarca al 55 por ciento de la población nacional. Dentro de ese universo, 600 mil hogares de bajos recursos ya recibieron el conversor gratuito que distribuye el Gobierno para poder sintonizar las señales en los viejos televisores analógicos.
Al igual que la televisión abierta tradicional, la TDT se transmite por ondas hertzianas, pero la tecnología de compresión de imágenes elegida (MPEG4) permite emitir seis señales de definición estándar y una para teléfonos móviles en el mismo ancho de banda que requiere un canal analógico (6 mhz). También se puede aprovechar la capacidad para transmitir en alta definición u ofrecer servicios interactivos.

El Gobierno no sólo eligió la norma brasileño-japonesa ISDB-T por las ventajas técnicas, sino también por las posibilidades de desarrollo industrial y generación de empleo calificado que ofrece. Luego de definir el estándar, inició el plan de transición, que culminará en el 2019 con el apagón analógico.

El programa contemplaba inicialmente garantizarle cobertura al 75 por ciento de la población en 2010, pero la inauguración de las torres se fue demorando y recién este año comenzó a expandirse con mayor velocidad. 

Ya se emite en Capital Federal y el conurbano, en las ciudades bonaerenses de Luján, Baradero, Campana, Cañuelas, San Nicolás, La Plata y Mar del Plata; en Bariloche, Villa María (Córdoba), Gobernador Gálvez (Rosario), y en las capitales de Tucumán, Formosa, La Rioja, San Juan, Jujuy, Chaco, Córdoba, Entre Ríos, Misiones y Santa Cruz. En los parajes rurales, donde la TDT no llega, se brindará un servicio satelital.

Además de ampliar la cobertura, se mejoró la potencia de los transmisores, se repartieron antenas para facilitar la recepción y se amplió la oferta de contenidos para captar la atención de los potenciales espectadores. En la actualidad, hay 21 señales. En el 22 se emiten Encuentro, Incaa TV y los infantiles Pakapaka y Tateti; en el 23 están Canal 7 y Construir, de la Uocra; en el 24, el deportivo Gol TV, los musicales Vivra y Video Exitos, una señal con programación de países latinoamericanos llamada Suri TV y Turismo Argentina HD; y en el 25 se ubican CN23, C5N, Telesur y el nuevo 360TV. Por fuera de la plataforma estatal, el empresario Daniel Hadad tiene el canal 27, donde repite C5N, y sumó Vesvi, una señal de videoclips y trailers de películas. 

Además, Telefe emite en el 34, Canal 9 en el 35, América TV en el 36 y Canal 13 realiza pruebas de vez en cuando en el 33.

sábado, 13 de agosto de 2011

MURIO AYER, A LOS 83 AñOS, EL DIBUJANTE FRANCISCO SOLANO LOPEZ

El hombre que hizo de la realidad, fantasía

Conocido como el cocreador de El Eternauta, junto al guionista Héctor Germán Oesterheld, falleció tras luchar contra las secuelas de un accidente cerebrovascular. Fue uno de los últimos iconos de una época “dorada” de la historieta argentina.

Por Andrés Valenzuela
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/18-22590-2011-08-13.html

Cuando Francisco Solano López dibujaba sus personajes, concentraba la verdad en sus ojos de tinta. No importa qué período de su extensa carrera se estudie, en la mirada de cada una de sus viñetas es posible encontrar la expresión que la definía. Desde la madrugada de ayer, cientos de esos ojos de papel están cerrados. Los de El Eternauta –Juan Salvo–, Helena, Martita, Favalli, Rolo, Slot Barr, Evaristo, y también los del propio Solano, quien falleció tras luchar contra las secuelas de un accidente cerebrovascular que sufrió a comienzos de mayo pasado.



En el último tiempo, su obra había sido releída y revalorizada en distintos ámbitos políticos, sociales y culturales. En el mundo del comic su obra ya era largamente reconocida. Su partida es la de uno de los últimos iconos de una época industrial “dorada” de la historieta argentina. Un representante de un medio que ya no es en volumen, estructura, tema ni estilo como entonces, pero que reconoce la herencia indispensable de su obra. Solano López era conocido como el cocreador de El Eternauta, junto al guionista Héctor Germán Oesterheld –desaparecido por la última dictadura militar–. Sus viñetas de una Buenos Aires cubierta de copos mortales son emblemáticas y se recuerdan siempre que cae agua nieve. Cuando en 2007 efectivamente nevó en Capital Federal, este diario hizo tapa con sus trazos, que permanecen en la memoria colectiva a 54 años de su publicación original.

Aunque es su obra más conocida, a lo largo de más de seis décadas trabajando sobre el tablero forjó otras decenas de personajes, historias y mundos junto a cantidad de guionistas argentinos, como Guillermo Saccomanno, Ricardo Barreiro y Carlos Sampayo, y también autores extranjeros. Esa, sin embargo, fue su obra cumbre y recientemente había vuelto a ser profundamente apreciada desde el ámbito político por los valores que encarnaba, a la vez que un resurgente ambiente historietístico honraba su grandeza.

Era dueño de un estilo de dibujo realista sin importar qué técnica ni materiales empleara. Un dibujante de la vieja escuela, de cuando las revistas serializadas de aventuras marcaban el ritmo de la producción. Tenía un dominio excepcional de la figura humana y era un gran dibujante de rostros. En particular sobresalían los gestos que imprimía a sus personajes y las miradas. En una entrevista a este diario, en 2007, contaba que eso se debía a que había estudiado mucho a los pintores impresionistas ingleses, quienes lo habían conmovido profundamente, y cuyo talento trataba “de emular humildemente”.

Murió a los 83 años y, pese a su edad, todavía trabajaba, o al menos lo hacía hasta el ACV que le afectó la garganta, lo mantuvo internado primero y en recuperación después. Hasta entonces era posible encontrarlo con su ayudante en el departamento de la calle Sánchez de Bustamante, donde solía atender las entrevistas que le hacían. Una mirada atenta descubría concentrada en el pequeño living una vida entera dedicada al dibujo. Solano López nació en 1928 y comenzó su carrera como dibujante de historietas en 1953, junto al guionista Roger Plá en la serie Perico y Guillermina. Tenía 25 años y, poco después, empezaría a ilustrar los guiones de Oesterheld. En 1957 el guionista fundaría la editorial Frontera y junto al dibujante cambiarían las viñetas argentinas con El Eternauta. Se publicaba como serie y su primera entrega fue publicada el 4 de septiembre, fecha por la que hoy se celebra con fuerza de ley el “Día de la Historieta Nacional”.


Es llamativo enterarse de que las páginas originales de esa obra fundamental de las viñetas argentinas no están en el país, sino en manos de un coleccionista italiano. Hace poco una editorial francesa publicó el libro a partir de esos originales y el propio Solano López comentaba sorprendido que allí había redescubierto un montón de detalles que había olvidado, merced a las falibles impresiones de la época en la que fue publicada originalmente, y sobre las cuales se hicieron las sucesivas reediciones.

Cuando el proyecto de editorial Frontera cayó, Solano se radicó en Europa y trabajó para la editorial inglesa Fleetway hasta mediados de los ‘70, cuando volvió al país. En 1976 la editorial Record lo convenció de continuar El Eternauta junto a Oesterheld. Fue una saga todavía más jugada políticamente, con Oesterheld ya integrando Montoneros, y Gabriel, hijo del dibujante, siguiendo un camino similar. Fue el propio Gabriel quien marcó los siguientes pasos del dibujante, cuando lo secuestró un grupo de tareas de la dictadura. Entonces Solano López recurrió a viejos conocidos de estudios en el Liceo Militar y consiguió liberarlo, a cambio del exilio en España. Allí creó Ana e Historias Tristes, sobre cuentos de su hijo, en lo que son varios de sus relatos más potentes y desgarradores.

Más tarde se radicó en Brasil y desde allí trabajó para editoriales norteamericanas. En su largo periplo acumuló personajes y series, siempre con un nivel notable, como Bull Rocket, capítulos de Ernie Pike, Slott Bar, Ministerio, Rolo el Marciano (las dos últimas publicadas un año y medio atrás por Página/12), Joe Zonda, Evaristo, Calle Corrientes o La guerra del Paraguay.
El de la infausta guerra de la Triple Alianza era uno de sus proyectos más valorados, ya que además de llamarse igual, era descendiente directo del presidente paraguayo al que las tropas argentinas, brasileñas y uruguayas derrocaron con la venia británica. Podía hablar horas sobre historia latinoamericana y de ese episodio en particular.

Sin embargo, jamás podría abandonar a Juan Salvo y las aventuras de quienes sobrevivían a la invasión extraterrestre. En 1997 retomó el personaje, esta vez con Pablo “Pol” Maiztegui en los guiones. Juntos crearon El mundo arrepentido. Más tarde harían otra continuación que funcionaría como metáfora del dominio neoliberal que cambiaba el poderío militar por los espejitos de colores. Luego, Juan Salvo, eterno viajero del tiempo, recorrería el cosmos buscando a su esposa, en La búsqueda de Elena. El año pasado, y en una colección bajo su dirección, publicó El Eternauta: el perro llamador, con la intervención de varios de los mejores dibujantes de las generaciones que siguieron el legado de Solano. Hasta hoy seguía en proceso una nueva historia que aguardan editores argentinos e italianos, ilustrada por el rosarino Carlos Ariel Barocelli, bajo la supervisión del maestro. La historia original, en tanto, se estaba republicando en la contratapa del matutino Tiempo Argentino. Y en Télam ilustraba la “sitcom” Sección imposible.

Curiosamente, durante mucho tiempo Solano López había tenido una mirada crítica de las intenciones políticas de Oesterheld en su obra cumbre. La progresiva radicalización del guionista, que hacia el final de su colaboración le pasaba los guiones desde la clandestinidad, generaba debate en la dupla. Los últimos años, sin embargo, habían suavizado el recuerdo y –explicaba en una entrevista reciente– había comprendido y aceptado con orgullo que los jóvenes leyeran en El Eternauta una serie de valores con los que identificarse y por los cuales luchar. En este contexto, agrupaciones kirchneristas habían retomado el dibujo clásico de Solano cambiando el rostro de Salvo por el de Néstor Kirchner y, luego, el de la presidenta Cristina Fernández.



Generaciones leyeron su obra y en cualquier charla que ofrecía se podía ver a lectores de todas las edades acercársele en busca de una firma suya. Bastaba su aparición en la presentación de un libro para que la charla se interrumpiera para recibirlo con aplausos de pie. Cuando el noveno arte local tuvo su “Espacio Comic” en la Feria del Libro de Buenos Aires 2010, se entregó un Premio que llevó su nombre, y cuyo jurado integró. Contra la ortodoxia de sus fieles más estrictos, Solano López votó por obras surgidas al amparo de nuevos tiempos y modos creativos. Para mejor guión, por ejemplo, se decidió por Cena con amigos, que llegó al papel tras publicarse al calor de los blogs. Para las categorías Mejor Dibujo y Mejor obra integral, en cambio, optó por Nocturno, de Salvador Sanz, serializada originalmente en la revista Fierro, y con influencias notorias de la narrativa oriental.

En los últimos años, con el reverdecer de la historieta local y el resurgir de los eventos dedicados a las viñetas argentinas, Solano López recibió multitud de homenajes. Todo el tiempo era invitado a muestras y convenciones en todo el país, e incluso en el exterior. Se seguía sorprendiendo y aceptaba halagado, siempre que su físico se lo permitiera, pues su avanzada edad hacía que se cansara rápido.

Solano se inscribe ahora en un año de dolorosas pérdidas para el noveno arte local. Sólo en 2011 fallecieron también el humorista gráfico Penni, el ilustrador Eduardo Santellán y el fundamental guionista Carlos Trillo. Solano se fue, pero dejó todo para que sus lectores disfruten. Sólo queda decirle gracias, Maestro, y hasta la próxima nevada.

 

Solano

Por  Juan Sasturain












Estoy lejos de Buenos Aires, me entero por teléfono. El haberme hecho el distraído durante los últimos meses respecto de la gravedad de su estado, posponiendo visitas y eventuales despedidas, no ayuda al consuelo ni a la sensación de lo literalmente irreparable. Haberme pasado todo el día de hoy hablando por teléfono sobre él no compensa nada, alimenta –de algún modo– la sensación de impostura.

Pero a quién le importa si no a uno. Sus hijas, sus amigos, sus compañeros, sus colegas y colaboradores –categorías que se suman, se superponen saludablemente en su caso– han estado todo este tiempo junto a él. Supo juntar de todo eso, Solano, en vida. Como se suele / solemos decir: algo habrá hecho (bien) para que lo recordemos querido y acompañado. Qué más se puede pedir.

Me animo a hablar por mí porque soy la experiencia de muchos. Aprendí a leer o a interesarme en lo que leía –mejor– con sus historietas: el hierático Bull Rockett (perfil de Burt Lancaster a hachazos) en Misterix, a los ocho años. Y me deslumbró definitivamente a los once, en las mensuales Hora Cero y Frontera, con el cabecita Joe Zonda y el Douglas DC3 de la Last Minute Co, y con el cabezón Rolo (Montes) el marciano adoptivo y la banda del club de barrio El Meteoro. Y eso fue antes, apenas meses antes de ese septiembre del ’57 en que conocí al cuarteto que jugaba al truco en la buhardilla del chalet, la noche de invierno de la nevada mortal sobre Vicente López y sobre nuestra infancia alucinada de aventuras.


Hablar de El Eternauta y de sus virtudes como relato gráfico es un lugar hoy saludablemente común. Lo que de ese todo le corresponde a Solano, no tanto. En el reparto de tareas que hizo Oesterheld en sus revistas con elenco seleccionado de dibujantes (Pratt, Breccia, Roume, Del Castillo) para cada una de sus múltiples vertientes narrativas eligió un intérprete diferente. Solano López, el más joven del plantel, fue su dibujante realista del mundo urbano, de lo real cotidiano. Así, por un lado –con el modelo del cine Clase B en blanco y negro de la época–, fue el económico narrador de épicas aventuras modernas de gente común cruzadas por la tecnología y la incipiente ciencia ficción; por otro –o sobre todo–, por un increíble “efecto de realidad”, lo que dibuja Solano es, simplemente, cierto. Es gente real, hombres y mujeres que existen, con carnadura y marcas tipológicas reconocibles en cualquiera al salir cada día a la calle. Salteándonos a sus protagonistas inolvidables, ahí están esos desolados hombres robot, empuñando fusiles con la mirada perdida con la misma pilcha y bufanda con que tomaban el subte como ejemplo mayor de su pericia y sensibilidad... Además: nadie dibujó Buenos Aires, las calles, las casas, los interiores, como Solano.

Precisamente el año pasado volví a la(s) casa(s) de El Eternauta, con Solano, a charlar y a filmar. Volví por primera vez a la verdadera casa de Beccar, a la original de ladrillos donde vivía Oesterheld –el real y el personaje narrador– con su mujer y sus nenas durmiendo serenas, mientras él escribía un guión en la noche junto a la ventana, hasta que crujía la silla al otro lado de la mesa y empezaba todo. Esa casa de Beccar que ahí está aún hoy y en la que Solano había estado muchas veces, sesenta años atrás, es, en su dibujo fiel y sutilmente corrido, el modelo de las dos casas de la historia: la del guionista y narrador y la de Juan Salvo, el viajero del tiempo y fantástico vecino desmemoriado. En esa casa estuvimos (volvimos) con Solano el año pasado. Y charlamos de ese laburo y de la vida en general. Qué suerte.

Quiero decir: qué suerte para la desgracia, como decía Pepe Biondi. Pero es bueno porque eso quedó, como han quedado muchos testimonios riquísimos recogidos a lo largo de los últimos años de frecuente y justo reconocimiento. Sobrevivientes del mito, Solano, junto a la involcable Elsa Oesterheld, han asumido con difícil equilibrio, sincero fervor y sobria dignidad, la poco fácil tarea de sobrellevar sin que se apague, ni provoque incendios desnaturalizadores, la llama de El Eternauta, la obra maestra del mayor narrador de aventuras que ha dado este país, y el mito narrativo más poderoso de la ficción argentina del siglo XX.

Para simplificar: entre aquel lector infantil nunca renegado y este último papel de veterano recolector de palabra e imagen del consabido maestro pasó mucho y rico tiempo. Tuve la suerte –en el medio– de charlar mucho con él sobre su trabajo, de ser su tímido amigo ocasional, de escribir (eso sí) largamente sobre él, de publicar memorables historietas suyas en revistas en las que me tocó tener alguna responsabilidad y –finalmente– de escribir algún guioncito que dibujó. Con eso y un Bull Rockett firmado, estoy hecho.

Queda para señalar, porque hay que cortar en algún lado, lo que todos los que lo conocieron mejor reafirmarán: que fue muy buena gente, que laburó siempre: sesenta (sic: 60) años, que tuvo una vida rica y movida, que quiso y lo quisieron, que fue coherente siempre y valiente cuando no todos.

Además, que fue mucho más que el autor de El Eternauta (que no es poco, claro) y que sin Juan Salvo igual se hubiera salvado para la memoria colectiva. Además de los clásicos con Oesterheld, junto a su hijo Gabriel dejó obras maestras como Historias tristes, Ana y La Guerra del Paraguay; con Carlos Sampayo, un clásico incombustible como Evaristo, el mejor policial argentino; con Ricardo Barreiro, las poderosas Slot Barr, Ministerio y otras; con Pablo Maiztegui y colaboradores-amigos, en los últimos años, las secuelas de El Eternauta Y hubo mucho más.

En su tablero debe estar todavía el esbozo a lápiz de la página inconclusa que alguien recogerá para confirmar que Solano, como toda su vida, todavía tiene algo que entregar.

Este cielo no me sale

 Por José Muñoz

Sobrevuelo en el recuerdo su estudio en aquella azotea de Estomba y Zárraga, allí donde empecé a ayudarlo en los dibujitos y donde usted empezó a ayudarme a vivir, a contarme la América del Sur, a ilustrarme.

–Perdón por la i-interrupción, señor Solano López... y-yo... este cielo no me sale...
–Mirá José, aguá más la tinta, tenés que barrer así con el pincel, ¿ves? Este es un cielo de Buenos Aires invernal, bajo, oprimente... mirá, ahora pongo tres copos de nieve y luego seguís vos con la témpera, ¿de acuerdo?

Buenos Aires necesitaba que Solano la dibujase.

Pasó el tiempo –tanto– hasta llegar a este desguionado hoy, Solano, che, querido.

Si la Historia no parece valer ni merecer la pena, la historieta, a veces, sí.

Pongámosle entonces que soy un dibujo, que estoy en un cuadrito suyo y que desde allí lo veo alejarse hacia las sombras, hacia el descanso. Ya la realidad no podrá insultarlo más.
Gracias, Solano, gracias, viejito.

Otras voces

* Rep(dibujante): “Se fue el historietista de trazo más cálido y quizás el que mejor dibujó ‘lo argentino’. El Eternauta y su iconografía se están resignificando en estos años debido al regreso de la militancia y lo que se supone la utopía del ‘héroe colectivo’. Solano ha sido un dibujante clásico, que acompañó muy bien la obra de un autor universal como lo será Oesterheld. A mí me gusta mucho su trabajo en Evaristo, también”.

* Elsa Oesterheld(amiga, y viuda de Héctor Oesterheld): “Se fue un compañero de toda la vida. Hacía tiempo que no estaba bien, dibujaba pero le costaba más, ahora veía menos y estaba decaído con respecto a toda su potencialidad anterior. Nos pasaron tantas cosas juntos, cosas tremendas (el exilio del dibujante y la desaparición del guionista durante la última dictadura), pero la relación siguió y siguió”.
* Guillermo Saccomanno (escritor y guionista de Calle Corrientes, historieta ilustrada por Solano López): “Fue para la historieta argentina lo que Calé para el humor: una marca plástica registrada y realista, una manera de enfocar y retratar la ciudad. Su gran hallazgo fue lograr un paisaje absolutamente reconocible en el género de la ciencia ficción y mostrar que la aventura podría desarrollarse en paisajes totalmente cotidianos”.

* Lautaro Ortiz (jefe de Redacción de Fierro): “Es el corazón de la historieta argentina. Ese corazón que hoy nos duele a todos los que seguimos disfrutando de sus obras. Solano es la representación de la energía necesaria para hacer de este oficio un arte, la energía necesaria para atrapar la aventura. No sólo corría por su manos la técnica sino también el compromiso (hay en su dibujo un humanismo único) con las historias que contaba”.

* Salvador Sanz(dibujante): “De muy chico conocí El Eternauta y la obra de Solano, y me gustó esa cosa expresiva, realista. Mucha gente encuentra influencias de él en mi laburo, aunque no es mi dibujante preferido. El Eternauta es el icono de la historieta argentina. Su forma de dibujar tuvo mucho que ver en esa historieta, más allá del genial guión de Héctor Germán Oesterheld. Sin dudas, esa dupla quedó en la historia de la historieta en la Argentina. Y tenía un estilo cinematográfico: sabía encuadrar las escenas y narrar con los dibujos”.

* Javier Doeyo (editor): “Dejó una obra enorme. Por esas cosas del destino, el noticiero dice que murió el dibujante de El Eternauta. Pero su obra era más que eso, ya que produjo durante más de 50 años. Y trabajó siempre, hasta hace algunos meses. Laburó con Hugo Pratt, Guillermo Saccomanno, hizo historietas para el mercado inglés y transitó por diversos estilos. Era un dibujante muy versátil, un historietista todo terreno; y además era un tipazo, muy divertido, cariñoso y profesional”.

* Beto Lorenzo (ayudante de dibujo de Solano desde 2009): “En el último tiempo El Eternauta se tomó como bandera de un montón de cosas. Y eso no deja de ser un reconocimiento a su laburo y le permitió difundir su obra, hacerla más conocida. Sin duda, el realismo fue lo más destacable de su obra: leés Evaristo y viajás inmediatamente a ésa época, a mediados del siglo pasado. Cuando Carlos Sampayo –el guionista de esa historieta basada en la vida real de un comisario– y Juan Sasturain fueron a conocer en persona a Evaristo, Solano no quiso ir: porque si lo hacía se iba a trastocar la imagen que se había creado en su cabeza. A lo largo de su carrera experimentó técnicas diversas y en una enorme cantidad de géneros: ciencia ficción, erótico, policial. Pero lo expresivo siempre trazó su obra”.

* Pablo “Pol” Maiztegui (dibujante cordobés, guionista y colorista de El Eternauta: El Mundo Arrepentido): “Era un gran amigo, un maestro de la historieta que me dejó que lo acompañara durante más de quince años, y un tipo sensible de una lucidez envidiable. Admiré siempre la fuerza de sus convicciones. Una anécdota que nunca olvidaré lo pinta con justeza: a principios de los ’90 andábamos escasos de trabajo y luego de un montón de tires y aflojes judiciales preparamos unas tiras con la intención de ofrecer el regreso de El Eternauta a los diarios, y Solano me dijo: “Al diario La Nación no, porque Mitre traicionó al Paraguay del mariscal Francisco Solano López’. Chau, viejo, sos un Grande”.

* Liniers(dibujante): “Era un genio, el que hacía personajes más fuertes, iconográficos, bien plantados. La primera vez que leí una historieta larga y me enloqueció, fue El Eternauta. Tuvo una influencia impactante en mí. Una vez me tocó sentarme con él en una mesa redonda y la única pregunta que le quería hacer era qué había sentido cuando nevó en Buenos Aires el 9 de julio de 2007 –en alusión a un momento emblemático de El Eternauta– y él se rió y me respondió que estaba muy contento de haber visto eso, que lo puso feliz”.

Producción: Sergio Sánchez y Luis Paz.

miércoles, 10 de agosto de 2011

MEDIOS Y COMUNICACION ¿Por qué McLuhan?

Federico Corbière da cuenta de las jornadas sobre Marshall McLuhan realizadas en la Universidad Nacional de Rosario compartiendo nuevas búsquedas a la luz de viejos aportes del pensador canadiense.

Por Federico Corbière *
http://www.pagina12.com.ar/diario/laventana/26-174136-2011-08-10.html 
Hiperconectados, metamensajeados, cibercafetizados, superindexados y remixados por la web semántica. Así quedamos, un tanto aturdidos, luego del proceso de wiki identificación, y ultrapasteurización de las supuestas patologías de la sociedad moderna. A cien años del nacimiento de la “bestia pop” que universalizó la metáfora de la Aldea Global, Marshall McLuhan (1911-1980), no pocas reflexiones surgen respecto a la comunicación y la cultura en plena convergencia digital.



Las Jornadas que llevaron su nombre, realizadas durante los tres primeros días de agosto en la Universidad Nacional de Rosario, condensan singulares abordajes que ya se pueden googlear, descargar y leer en el e-book: El dispositivo McLuhan. Recuperaciones y derivaciones.
Lejos de glorificar la figura del intelectual, un dato curioso del encuentro fue la coincidencia, entre los casi 30 expositores, de ubicarse a buena distancia de posiciones puramente optimistas o tecnófobas. Desde distintas disciplinas se intentó comprender el actual escenario mediático. Se trabajaron aquellos fenómenos de construcción de sentido novedosos como las redes sociales YouTube, Facebook y Twitter; e incluso aparecieron contrastes coloridos en la búsqueda de contrapuntos con las teorías de Heidegger, Masotta, Deleuze y Marx, sin llegar a los extremos del “info-fetichismo”.


Llegado desde España, el comunicólogo Carlos Scolari llamó a desterrar el pensamiento mágico al que pueden derivar las predicciones sobre la globalización de McLuhan. No obstante, reconoció en el autor esa capacidad de interpretar aquel momento de extrañamiento necesario para dar cuenta de la naturalización de ciertas prácticas en la interacción con las TIC (tecnologías de información y comunicación).


Carlos Alberto Scolari, nacio en Argentina en el año 1963, se graduó como Licenciado en Comunicación Social con orientación hacia el Periodismo en el año 1987 en la Universidad Nacional de Rosario. Seis años más tarde, en Madrid, dicho título fue homologado por el Ministerio de Educación y ciencia de España, al rebautizarse como: Licenciado en Ciencias de la Información, especialidad Periodismo. Tiempo después, durante su estadía en Italia entre los años 1999-2002, adquirió el Doctorado de Lingüística aplicada y Lenguajes de la Comunicación en la "Università Cattolica di Milano". Durante esos años de estudio se interesó particularmente en desarrollar la Teoría de la Interacción hombre-computadora desde una perspectiva semio-cognitiva.
En base a sus investigaciones, ha llevado a cabo una abundante y provechosa tarea de docencia en diversos cursos y talleres, y a su vez ha participado en numerosas conferencias sobre Comunicación Digital, Semiótica de las interfaces y Diseño Interactivo en universidades e instituciones de Argentina, Cuba, España, Estados Unidos, Italia, Polonia, Reino Unido, Suecia y Suiza.


Pero la pregunta es: ¿por qué partir de la figura de este profesor de literatura inglesa de afán biologicista, más abocado a su fe católica que a discutir el impacto simbólico de los medios masivos y su componente ideológico?

Sin duda, este canadiense que entendía a la publicidad como “la mayor forma de arte del siglo XX” tuvo algo de suerte. Se llamó Marshall y sus frases entraron en boga junto al pop art y los amplificadores británicos usados por The Who, Jimmy Page, Eric Clapton y Jimi Hendrix.

McLuhan no elaboró un programa coherente ni sus categorías sobre los medios fríos o calientes (en la interacción corporal con los dispositivos técnicos) resultan operativas para comprender el funcionamiento de las actuales plataformas comunicacionales, mucho más complejas que los soportes monomedia de los ’60, como la radio, el cine, la televisión, el teléfono, la industria discográfica o del libro.

Lo cierto es que sus trabajos: The Gutenberg Galaxy (1962); Understanding Media (1964); The Medium is the Massage (1967), entre otros, jugaron con la ambivalencia (mensaje/masaje) de un clima de época en los que su autor supo sortear la conflictividad de la Guerra Fría.

Como todo Marshall, su clave diferenciadora está en la distorsión. De hecho, su obra lleva al extremo ese juego retórico y puede observarse en el poco comprensible War and Peace in the Global Village (1968).

Ahora bien, ese concepto de Aldea Global sigue vigente y se torna potente cuando descubrimos que un motor de búsqueda llamado Usahsidi (testigo, en swahili) se usó como sistema de geolocalización para alertar sobre situaciones de violencia política en las elecciones en Kenia, de 2007, luego de 40 años de dictaduras; o que se usaron celulares para identificar las zonas de desastre en el terremoto que sacudió a Chile, en 2010.

McLuhan sirve también para dar cuenta de ese movimiento solapado de la modernidad que invisibiliza los tiempos largos de la cultura. Que en la actualidad la información es la materia prima, la variable y el timón de mando sobre la cual los Estados deben pensar sus políticas públicas. Que aquellas ciudades interconectadas por sus circuitos financieros globales son las que marcan el ritmo de la economía y en donde puede descubrirse el lugar de emplazamiento de los poderes fácticos. También, que frente a la presunta democracia de las redes existen fuertes monopolios del saber y formas de control de quienes manejan las conexiones troncales de fibra óptica que abastecen al mundo de Internet. Pero que de ese mismo entorno digital surge la paradoja de abrir un espacio público ampliado incontrolable en el flujo de datos.
Las Jornadas llevaron a destacados semiólogos que siguen indagando desde esa matriz los usos audiovisuales de aquellos dispositivos sobre los cuales la categoría “veroniana” respecto al “contrato de lectura” (diseñada para la prensa gráfica) resulta inadecuada.

La coordinadora del evento, Sandra Valdettaro, congregó en la “Siberia” rosarina al menos 200 jóvenes que participaron activamente de los debates. Por eso, McLuhan deja de tener para la teoría crítica las bolas de Adorno y Horkeimer.


* Docente-investigador. Facultad de Ciencias Sociales UBA.

MEDIOS Y COMUNICACION Más democracia o mass media

Para Héctor Thompson, una de las tensiones que enfrenta el desarrollo humano se ubica entre los medios que fijan la agenda y la política que apunta a la construcción democrática. Es necesario, asegura, trabajar para que lo virtual no altere lo real.

Por Héctor Thompson *
http://www.pagina12.com.ar/diario/laventana/26-174137-2011-08-10.html 
Un hecho auspicioso en el desarrollo democrático es producir una saludable desconcentración del poder para armonizar el desarrollo humano. La lucha estratégica, aquí y en todo el planeta, se da entre la expresión político-institucional de la democracia y los multimedios aun hegemónicos. El objetivo comunicacional es compartir el establecimiento de la agenda, el político es protagonizar la construcción democrática cotidiana.



La comunicación, la credibilidad y la veracidad
Históricamente, el poder político-mediático se ha desarrollado mediante dinastías que, al defender sus intereses económicos, condicionan el desarrollo democrático. La herencia va eligiendo a los dueños de los medios, que potencian su poder, aliados con grupos económico-financieros. Ese proceso puede ser legal; lo cuestionable es su legitimidad en cuanto al desarrollo humano en democracia.

En la mayoría de los países, pocas familias son dueñas de los multimedios; en Latinoamérica la concentración excede los límites legales de Estados Unidos y Europa (con la excepción de la Italia de Berlusconi). En nuestro país, la representación concreta de ese poder se asocia a las familias Noble, Mitre, Saguier, Fontevecchia y Vigil.



Resultantes recientes de la fuerza política que aportan los medios, apoyándose en imaginarios construidos por asesores publicitarios y globos de colores, recientemente, los fenómenos puntuales Macri-CABA y Del Sel-Santa Fe. Si bien el ciudadano elige libremente, esa libertad está condicionada por las creencias que establece la información que recibe. Esa información puede no ser veraz, pero creíble.

La principal necesidad de los multimedios es seguir siendo creíbles. Es difícil elucidar cuán veraz es la información transmitida por los medios. La dificultad estriba en el arduo trabajo que importa una corroboración entre lo que se comunica, lo percibido mentalmente y la realidad de los hechos. Un camino menos complejo es posibilitar el acceso a una pluralidad de voces.


 Ley de medios audiovisuales

Desde su promulgación, la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisuales intenta fijar límites al poder multimedial cuasimonopólico. Simultáneamente asistimos a una alianza del poder comunicacional con sectores políticos que –con distinto grado de conciencia– ponen sus fichas a mantener el poder multimediático hegemónico, que condiciona un fortalecimiento de democratización de nuestra sociedad.

Nos encontramos frente a la encrucijada de aplicar la legitimidad de la ley de servicios audiovisuales en el mediano plazo o asistir a una construcción de imaginarios que a través de los multimedios aun hegemónicos podría generar el retorno neoliberal en 2015 y dar marcha atrás en el crecimiento democrático en nuestro país. El desafío político y comunicacional es lograr compartir en forma perdurable el establecimiento de los temas que alimentan nuestro discurso (la agenda), y lograr integrar la política a la vida de todos y todas, construyendo imaginarios armónicos con la acción concreta.

El espacio público
Política es “poder hacer” y nuestra vida está llena de “haceres” o vacía de contenidos. La actividad política, la construcción de poder concreto, culmina en la acción en los espacios públicos. Sin los pies en el lugar de los hechos, el poder no se puede desarrollar en forma continua y muchos menos, ejercerse.

Sin dejar de lado las manifestaciones masivas del Bicentenario, del adiós a Néstor Kirchner o el popular acercamiento a la ciencia y tecnología, en Tecnópolis, para continuar la construcción de una democracia adulta, cada espacio público es el lugar físico donde cotidianamente hacemos política por acción o por omisión. La omisión tuvo su máxima expresión antes de 2003, producto de los miedos impuestos por la dictadura y el neoliberalismo noventista. Paradójicamente –en los noventa– un refugio fueron los medios, pues en ellos había más confianza que en los poderes institucionales.

Podemos profundizar la democracia, cotidianamente, en donde nos toque actuar, responsabilizándonos en nuestro puesto sin dejar de desarrollar la sinergia del tejido social en reconstrucción, yendo de lo participativo a lo protagónico, armonizando con las representatividad constitucional.

Con la inevitable acción política de todos los días e interviniendo en la definición de la agenda comunicacional, es posible construir un camino, no exento de obstáculos y contradicciones, para el crecimiento del protagonismo democrático y evitar que lo virtual altere lo real.

* Docente-investigador. Titular de la Cátedra Tecnologías en Comunicación Social en la FPyCS de la UNLP.